El exvicepresidente de Alejandro Toledo (2001-2006) David Waisman y el exministro Carlos Almerí se enfrentaron este domingo con insultos y golpes en los exteriores de la Dirección de Aviación Policial (DIPA), donde el exmandatario permanece tras su extradición de Estados Unidos, por mantener posiciones opuestas sobre las acusaciones contra el exgobernante.

Waisman llegó muy temprano a los exteriores de la sede policial, aledaña al aeropuerto internacional Jorge Chávez, que sirve a Lima, para tener la posibilidad de ver a Toledo cuando sea trasladado a un juzgado, antes de ser recluido muy probablemente en el penal de Barbadillo de Lima.

En ese lugar, el ex vicepresidente, de 85 años, declaró a Canal N que este era un momento "muy triste", pero que quería que Toledo lo vea y "reflexione aunque sea al final de toda esta desgracia" porque su "estilo de vida" había sido "mentir".

"Es una tristeza ver que venga un presidente más enmarrocado, que se dé cuenta de todo el daño que nos hizo", afirmó Waisman.

El ex vicepresidente agregó que le diría que "piense en la desgracia de más de 33 millones de peruanos que confiaron en él. Nos estafó con sus promesas que no cumplió y que eso se lo lleve al penal, que ese sea su martirio".

Minutos después, un grupo de simpatizantes del partido Perú Posible, que Toledo fundó a fines de los años 90 y que lo llevó a la presidencia de la República en 2001, llegó a los exteriores del terminal aéreo con banderas blancas y carteles que pedían justicia para su líder político.

Entre ellos, llegaron los exministros y excongresistas Doris Sánchez y Carlos Almerí, quien se acercó a hablar con Waisman.

Sin embargo, Almerí y Waisman comenzaron a atacarse sobre su paso por el Gobierno de Perú Posible, se lanzaron insultos y el ex vicepresidente le lanzó un golpe que el exministro esquivó.

Sánchez también defendió la inocencia de Toledo y dijo a los periodistas que estaba siendo denunciado sin pruebas.

Alejandro Toledo, de 77 años, arribó este domingo a Perú extraditado por Estados Unidos y entregado a la Policía Nacional y a la Fiscalía en el terminal aéreo, donde será sometido a un examen de medicina legal para verificar su estado de salud y luego conducido a una audiencia de control de identidad.

El expresidente es acusado por presunto lavado de activos por haber recibido supuestamente 35 millones de dólares de la constructora brasileña Odebrecht para adjudicarse la construcción de varios tramos de la carretera Interoceánica sur, entre otros casos.

EFE